Alimentación: ¿buenos o malos hábitos?
La alimentación es la ingesta de alimentos para suplir con las necesidades alimenticias y energéticas, y así tener un desarrollo normal. Los alimentos que consumimos diariamente tienen diferentes funciones en nuestro organismo y nos entregan variados elementos nutricionales para poder vivir. Muchas personas no saben distinguir entre un alimento saludable y otro que no lo es. La mantención de paradigmas antiguos, que tienen que ver con aspectos socio – culturales nos lleva a mantener diversos patrones, aunque sean dañinos para nuestra salud. Un ejemplo es cuando una madre o padre le dice a su hijo: “si yo siempre he comido pan y nunca he tenido ningún problema (problema es igual a una enfermedad grave/hospitalización)”. Esto estimula a las personas a que sigan alimentándose de mala forma, perjudicando su salud, aunque no lo noten o no se den cuenta.
La cantidad de problemas y enfermedades asociadas a una mala alimentación o mantención de malos hábitos al alimentarnos, es cada vez mayor y va en auge en todo el mundo. La inserción de alimentos procesados como pilar fundamental de nuestra dieta y la ingesta excesiva de azúcares, especialmente azúcares refinados (no sólo el azúcar de mesa) ha llevado a un aumento impresionante de enfermedades como disbiosis, dislipidemia, diabetes, alzheimer, disfunciones neurológicas en niños (déficit atencional, dispraxia, etc.), enfermedades cardíacas, entre otras. Si no se genera un cambio de este patrón, nuestra calidad de vida (mirando hacia el futuro) va a seguir empeorando.
Dos preguntas: ¿Vale la pena comer un sándwich o un postre, el cual nos genera una satisfacción momentánea o ¿Prefiero tener una mejor calidad de vida, no estar enfermo y, ojalá, no enfermarme más? He aquí la disyuntiva que presenta todo el mundo. Me doy un gusto y disfruto, miro al lado y no pienso más en ello; total, que daño me va a hacer lo que comí.
Hoy en día todo está hecho para que no notemos el daño que recibe nuestro organismo cada vez que comemos de forma indebida (por la razón que sea). Por lo tanto, es fundamental que las personas tomen consciencia de lo que están comiendo y cuál es el daño a mediano y largo plazo que esto me podría causar. Los azúcares refinados (pan, fideos, azúcar, bebidas, dulces, masas), frituras, alimentos procesados o con alta concentración de químicos, sucralosa (no existe de forma natural), entre otros, son extremadamente dañinos para nuestro organismo con el paso del tiempo. El consumo excesivo de azúcares (carbohidratos) como lo son el arroz, papas, frutas, etc., también nos van generando daño a nivel fisiológico.
En resumen, revise su dieta semanal y notará que el mayor consumo de alimento tiene que ver con azúcares, azúcares refinados y alimentos procesados (facilidad en su preparación). La idea es que pueda ir cambiando de forma paulatina estos hábitos para mejorar su salud y sentirse energizado. Consuma mayor cantidad de productos naturales y sin procesar; su organismo se lo agradecerá. Con una alimentación saludable, su sistema inmunológico responderá de manera más eficiente, evitando dolores músculo – esqueléticos, contagios virales y enfermedades crónicas que, hoy en día, parecen la peor pandemia del mundo.
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