El síndrome metabólico y las enfermedades crónicas

Síndrome Metabólico

El síndrome metabólico presenta variadas definiciones según los diferentes consensos a nivel mundial. Éste corresponde a una serie de anormalidades metabólicas que conllevan a presentar un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes mellitus II. Dentro de los factores de riesgo de este síndrome, se encuentran: Obesidad (especialmente obesidad central), hipertensión arterial, dislipidemia (concentración elevada de LDL, VLDL, triglicéridos y bajo HDL) y resistencia a la insulina. A todo esto se suma el tabaquismo el cual aumenta la probabilidad de que una persona presente síndrome metabólico en el futuro.

Este síndrome no sólo afecta a adultos y, especialmente, a adultos mayores. En la actualidad, niños y adolescentes son candidatos a presentar este síndrome, aumentando sus tasas de riesgos descritos anteriormente y de mortalidad (al igual que los adultos). El síndrome metabólico se ha estudiado en profundidad, y sus posibles causas podrían ser de tipo genéticas, trastornos de tipo insulínicos, obesidad y alimentación. Dentro de éstas, la causa número 1 es la obesidad. La obesidad genera un estado proinflamatorio, produce aumento de la resistencia a la insulina (afecta a hígado y músculo) y hace que el páncreas no controle de forma eficiente la glicemia. Cuando la grasa se acumula a nivel abdominal es más dañina, perjudicando directamente al hígado.

Ahora bien, la alimentación y el ejercicio son fundamentales para evitar y/o cambar este estado fisiológico. En cuanto a la alimentación cabe señalar que existen variados estudios de qué y no se debe comer para cambiar este estado. Las dietas bajas en carbohidratos y bajas en grasa generan disminuciones similares a nivel fisiológico, pero las bajas en carbohidratos parecen ser más eficientes y están levemente arriba de las bajas en grasa. Según un estudio, en una dieta con un consumo de centeno como carbohidrato principal (en desmedro de avena, trigo y papa) se produjo mejoras a nivel de la insulina. Las grasas son importantes de consumir, pero es importante qué tipo de grasa ingiero diariamente. Existen las grasas saturadas, monoinsaturadas, poliinsaturadas y trans. Las grasas saturadas vienen, especialmente, del reino animal: carnes, mantequilla, fiambres, embutidos, etc. El consumo elevado de estos productos no es muy beneficioso para nuestra salud, a excepción del aceite de coco, el cual es la única grasa saturada del reino vegetal. Las monoinsaturadas son beneficiosas y dentro de éstas tenemos al aceite de oliva (extra virgen), soya, maní, palta y huevo. Dentro de las poliinsaturadas (beneficiosas) se encuentra pescados azules, como el salmón, caballa, atún, sardinas, etc., almendras, nueces, semillas de maravilla, semillas de zapallo, chía, linaza, palta, huevo, etc.

Por lo tanto, es importante que cuide sus hábitos alimenticios. No consuma alimentos procesados y/o refinados (pan, fideos, dulces, comidas listas). Consuma verduras, proteínas de buena calidad, grasas saludables y carbohidratos (pero no en alta cantidad). Equilibre su alimentación y su estado de salud mejorará considerablemente entregándole una mayor calidad de vida, con un mejor futuro y, ojalá, sin medicación.

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